IMPERIO Y REPÚBLICA: Evolución del poder, sociedad y pensamiento político romano.
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- 2 oct 2023
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Actualizado: 3 oct 2023

Origen del pensamiento político romano
Las tradiciones romanas dan por cierto que la mera existencia de Roma estaba basada dentro de una profecía divina, la profecía de la madre de Evandro a Hércules en la que proclamaba su veneración por la nación más poderosa del mundo en aquellos lugares adyacentes al río Tíber. Fue Roma la que cumplió esta profecía y cuya tradición y pensamiento de inicio a fin han recogido la idea de un origen y destino divinos.
Tito Livio, historiador romano, por el 1 A.C. escribía que “si a alguna nación se le debe permitir reclamar un origen sagrado y apuntar a una paternidad divina, ésa nación es Roma. Porque tal es su fama en la guerra que cuando se elige para representar a Marte como su propio padre y su fundador, las naciones del mundo aceptan tal declaración con la misma ecuanimidad con que aceptan su dominio”(p. 6). Aquello, no tan solo refleja el fundamento divino del pensamiento político en Roma, sino también la proyección romana sobre el resto civilizaciones y al igual, sus cualidades bélicas.
El poder en Roma
Las bases del poder en Roma estaban ampliamente fundamentadas en la voluntad del pueblo romano, únicamente conformado por ciudadanos romanos. Esto está reflejado en las ocasiones en las cuales el senado ha dejado a los comicios tomar decisiones para el futuro de Roma en aras de que se haga la voluntad del pueblo. Uno de los mayores ejemplos de esto se da durante la toma de decisiones al final del primer interregno posterior a la muerte o desaparición de Rómulo en la que el senado le otorga el poder supremo que tenían de elegir al siguiente rex al pueblo, producto de lo cual Numa Pompilio fue elegido como monarca. No obstante, cabe resaltar que aquello fue una excepción en la etapa monárquica dado que el pueblo estaba sometido al poder del rex.
Dentro de Roma el poder estaba comprendido dentro de dos conceptos, el auctoritas y el potestas. El auctoritas siendo entendido como la autoridad, en sentido de factor de ordenación social incontestable que trasciende al hombre, engendrada dentro de la influencia moral emanada por el respeto y admiración debido a cualidades y virtudes que destacan del resto y el potestas como fuerza legítima establecida por cualidades de poder y liderazgo que es otorgada por la sociedad civil con fin de jerarquizarla y conducirla (Morales, 2020).
Sociedad y organización política romana
La estructura social y política romana desde sus inicios en la monarquía ha tenido como principales características a dos figuras democráticas, el senado y los comicios. El senado conformado por los patres, quienes eran los jefes de las principales familias patricias, y los comicios en los cuales votaban todos los ciudadanos romanos dentro de uno de los tres tipos de comicios, centuriado; curiado o tribal, de acuerdo a la clase social, tribu y curia para tomar decisiones sobre promulgación de leyes y elección de magistrados. Aquellas instituciones permitían expresar la voluntad del pueblo romano y en base a ella formar la política mediante la cual se dirigiera el Estado de tal manera que la concepción de este mismo como un ente que existía de manera natural se mantenía dentro del pensamiento político romano.
Cabe señalar que aquella estructura política estaba construida alrededor de la figura del pater familias quien era la cabeza de familia y ejercía su poder bajo la patria potestad, por la cual tenía un dominio sobre los demás integrantes de la familia con facultades absolutas para ritos religiosos y derechos sobre la vida y muerte de los miembros.
República
Al terminar la monarquía debido al rechazo a los infames reinados de los Tarquino, el pueblo romano estaba ansioso por probar las mieles de la libertad, las cuales vinieron en forma de la república. En la república romana todos los ciudadanos eran copartícipes de los derechos y las obligaciones por lo cual, Roma se convirtió en una “cosa del pueblo”; es decir, res publica (Díaz, 1982). Dentro de la república romana se reemplazó a la figura del monarca por la de los cónsules, quienes eran dos magistrados que presidían el Estado, los cuales tenían que ponerse de acuerdo unánimemente para tomar las decisiones del gobierno, ya que ambos tenían el poder de vetar las decisiones del otro; asimismo, cabe resaltar que, citando nuevamente a Antonio Díaz, “el poder recaia sobre tres elementos, el pueblo, los magistrados y el senado” (1982, p 179).
Conforme Roma creció y los problemas para regir los extensos territorios se fueron presentando, el modelo republicano se fue debilitando y del mismo modo gracias a la rigidez de la aristocracia romana, su empeño por monopolizar el poder y su estricto conservadurismo que no les permitía analizar adecuadamente las circunstancias sociales (Díaz, 1982). A su vez, la insatisfacción social de la plebe y sus constantes luchas para reclamar más derechos en perjuicio de las clases más privilegiadas terminaron contribuyendo a la decadencia republicana (Díaz, 1982).
Imperio
Si bien, la república romana como tal no fue abolida, las instituciones principales que la conformaban y la hacían república (comicios y senado) fueron mutiladas hasta el punto de quedar como simples decoraciones. El inicio del imperio se da cuando el senado le da el título de Augusto (sagrado o venerable) a Octavio, de esta manera absorbiendo el poder absoluto de la república en la forma del imperium y consiguientemente haciéndose proclamar príncipe.
El imperium es la suma de poderes, como el auctoritas y potestas cuyo titular, el imperator es el supremo magistrado republicano, con poder soberano, unitario, originario, inicialmente y potencialmente ilimitado (Chamie, 2011).
La etapa imperial llegó rápidamente a una decadencia después de su máximo apogeo geográfico al no tener donde expandirse. Debido a que gran parte de la economía romana y la generación de riqueza dentro del imperio dependen de las conquistas; asimismo, los golpes de Estado militares se volvieron comunes debido a la corrupción generalizada en la sociedad y sobre todo en la Guardia Pretoriana. Finalmente, el cristianismo contribuyó fuertemente a esta decadencia al fomentar las luchas sociales por la búsqueda de igualdad de la plebe.
Conclusión
Para concluir, la civilización romana ha experimentado con múltiples maneras de expresar el poder, generarlo y modificarlo. Cada etapa de su historia política y social nos deja lecciones y reflexiones que resultan importantes para entender nuestro entorno sociopolítico actual, tomando en cuenta que varias partes de los sistemas políticos y ordenamientos jurídicos contemporáneos encuentran sus bases en los productos y teorías romanos. Por otro lado, la sociedad de Roma sufrió un efecto similar a la teoría de la anaciclosis de Polibio como se puede apreciar en los auges y decadencias de la sociedad romana, como por ejemplo el inicio de la monarquía y como se convierte un a tiranía con Tarquino y posteriormente la creación de la república.
Por último, cabe llamar a la reflexión sobre estos diferentes efectos políticos y sociales, no tan solo en el contexto romano e histórico sino el actual y el futuro ya que, como dijo Tito Livio:
“...Existe una excepcionalmente benéfica y fructífera ventaja derivada del estudio del pasado, como se ve, al poner a la clara luz de la verdad histórica, ejemplos de cada posible índole. A partir de éstos, podrá seleccionar para uno y su país lo que imitar y también lo que, por ser malicioso en sus inicios y desastroso en sus términos, se debe evitar.
A menos que, sin embargo, me engañe por el efecto de mi empresa, no ha existido ningún Estado con mayor potencia, con una moral más pura, o más fértil en buenos ejemplos; o cualquier otro en el que la avaricia y el lujo hayan tardado más en avanzar, o la pobreza y la frugalidad hayan sido tan alta y continuamente honradas, mostrando así claramente que cuanta menor riqueza poseen los hombres, menos codician.” (1 A.C. pp. 6, 7)
Bibliografía:
Tito Livio. (2010). HISTORIA DE ROMA desde su fundación (A. Duarte, Trad.). (Trabajo original publicado en 1 A.C.)
Morales Fabero, J. (2020). Los conceptos de auctoritas y potestas durante la época moderna. Bajo Palabra, (24), 337–358. https://doi.org/10.15366/bp.2020.24.017
Díaz, A. (junio de 1982). La república romana. Conferencia de las pruebas de acceso a la Universidad de Murcia, Murcia, España. https://digitum.um.es/digitum/bitstream/10201/6086/1/La%20Republica%20Romana.pdf
Chamie, J. (2011). Imperium e Imperator. Origen del poder y sus proyecciones modernas. Revista de Derecho Privado de Bogotá, (21) 41-57 http://www.scielo.org.co/pdf/rdp/n21/n21a03.pdf



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